La ubicación del conjunto puede considerarse privilegiada al estar acompañado por el gran parque de San Miguel a lo largo de todo el frente norte y, perimetralmente, por generosos espacios verdes públicos, fácil accesibilidad y carril bici conectado con los circuitos urbanos.

Hemos de distinguir dos volúmenes diferentes por su tipología: por un lado el volumen prismático de PB+8 alturas y planta muy aproximada al cuadrado. Por otro el volumen configurado en forma de (C) y que acoge el espacio libre e interior de la parcela, con una altura limitada de PB+6 plantas. Ambos volúmenes quedan enlazados por la edificación prevista en P.Baja que aquí se traduce en una zona porticada y apergolada. Ante el hecho de contemplar un enlace a nivel de P.Baja con la parcela 1b, reiteramos el desarrollo de este volumen de única planta como lugar de control y acceso principal al conjunto.

La distribución de las plantas elevadas  se organiza con una partición de la planta en cruz, asumiendo cada vivienda una de las esquinas y, siempre, buscando la doble orientación.

Todas ellas cuentan con una generosa terraza y con acceso a ella desde el comedor-estar y la cocina. Las terrazas incorporan un tendedero oculto por celosías correderas del mismo material de la carpintería. Su dimensión permite un uso estancial, comedor al aire libre, etc., aspecto que enriquece notablemente la vida familiar y que aporta la vivencia al aire libre en la propia vivienda.

El aire libre privado como premisa. Una imagen atractiva de conjunto como objetivo, elegante, sólida, tranquila...

El envolvente parque, en torno al cuerpo posterior lo hace ideal para un conjunto residencial conformado con viviendas abiertas al manto verde y bien dotadas para disfrutar de su paisaje. El acceso a este conjunto residencial se produce por el lugar previsto en el Plan Parcial, bajo la zona porticada y cubierta, a modo de “promenade”, hasta alcanzar los portales situados en el espacio interior o patio.

Conformado por el cuerpo volumétrico con planta en forma aproximada a una (U), ocupa el ámbito de la parcela envuelta por el  parque de La Ribera y permite disfrutar del privilegio de sus vistas y de sus áreas de recreo desde una posición en altura, incluso en su planta baja y, por ello, en una posición de dominio visual y panorámico.

Si bien el Plan General ofrece una ocupación completa del solar, la protección de vistas de las propiedades colindantes de uso libre privado nos obliga al retranqueo en el frente Este, al que abrimos las correspondientes luces, o bien paramentos ciegos si no las contemplan. 

Así, la solución planteada es con dos portales que alimentan: 1) al cuerpo de PB+4 alturas (16 m.) con acceso desde Avda. Club Deportivo y 8 viviendas, y 2) el situado con frente al Parque Brescia con PB+2 alturas (10 m.) que da acceso a 6 viviendas. 

El primero (P1) de ellos con las ocho viviendas situadas en plantas elevadas (2 por planta), y la PB destinada a acceso a garaje y local comercial. El segundo (P2) da acceso a dos viviendas por cada una de sus tres plantas incluida la P.Baja. 

La variedad de las viviendas es muy amplia y con la excepción de las planta primera y segunda se repiten la ordenación, el resto (P. baja, planta 3ª y planta 4ª) varía unas respecto a las otras ofreciendo un ofreciendo un amplio abanico en el programa de cada una de ellas.

Se aprecia la doble orientación para la posible generación de brisa interior y que cada vivienda disfrutara de espacio exterior de carácter estancial. Se trataba de dotar a todas las viviendas con una espaciosa terraza, cuya orientación debía cuidarse en la búsqueda del Sol y del abrigo. De igual manera su accesibilidad desde las estancias de día y servicio de comedor (Cocina y Estar).

La generosidad de espacios libres privados posibilita el recreo, el juego y la convivencia del vecindario.

Los límites de la edificabilidad impiden un vuelo continuo significativo. Pero el variado programa de las viviendas (2, 3 y 4 dormitorios), nos induce a una explotación diferente de este recurso. Así, optamos por alternar en cada frente de fachada dos vuelos de diferente profundidad según las plantas, de tal manera que su alternancia y la consiguiente continuidad con la fachada del frente contiguo permitieran un dinámico orden volumétrico que, a su vez, varía en presencia, planta a planta, y en cada cara frente a la calle “activa y dinámica”. En definitiva, un hilo conductor en todo su perímetro exterior pero que ofrece una variación volumétrica rigurosa y de gran escala, reforzada por el contraste de color de cada volumen. Este dinamismo se transforma en el interior pasando a la quietud que ofrece la horizontalidad en coherencia con el uso de la amplia zona verde y de solaz recreo.